lunes, 9 de enero de 2017

Partir no fue la mejor decisión.


Partir no fue la mejor decisión que pude haber tomado pero era la única opción que barajaba  mi cabeza.  No fui consciente de todo lo que dejaba atrás, de todos los sentimientos que deseaban que se fueran,  que se alejaran con mi partida.

Creí que poniendo un poco de distancia podría matar mis sentimientos hacia ti y los rencores hacia mi persona, pero no pude estar más confundida y me di cuenta el día que decidí regresar.

El día que volviste a cruzarte en mi camino resurgieron los sentimientos y las dudas. Me di cuenta que mantenía y sigo manteniendo la espinita clavada en el corazón y el alma partida en dos. Aun me guardo rencor y creo que siempre me lo guardare,  no te permití instalarte en la parte superior derecha de mi corazón.

No sé porque tuve que hacer tanto caso de lo que opinaran de nosotros, a ellos que más les da, si lo único que debió importarme fue que me hacías feliz pero la verdad es que no fue así, que pudo demasiado los comentarios de la gente.

Me arrepiento ¿sabes? Mi corazón desde entonces te reclama, te pide una nueva oportunidad para que le hagas latir a 300 pulsaciones por minuto. Duele ver que tu ya estás en otra historia y yo me quede clavada en ese punto, que no logro avanzar y mi corazón está lleno de telarañas desde que tú no estás… supongo que ese es mi castigo por partir de esa manera.

Intento que nada de esto me afecte pero es difícil mantener la compostura al verte cuando antes con solo mirarte me hacías la persona más feliz del mundo, que cuando te abrazaba no quería soltarte porque ese momento era especial y único y ahora verte significa llorar, significa no poder evitar que las lágrimas rueden por mi cara, y me jode ver que ya ni siquiera te puedo saludar… lo que éramos y en lo que nos hemos convertido, como duele, duele mucho pero la culpa solo fue mía. Espero que vuelvas y siempre lo esperaré.


- Noelia Maestre.